Vivía en Brihuega en una histórica torre con un precioso jardín. En muchas ocasiones, junto con María, mi esposa, con Mariví Leyva y con Mario Retuerta compartimos con él y sus amigos, conversación, un vaso de vino y hasta una partida de mus.
Hemos pasado muy buenos ratos y siempre nos animó a hacer del mus un vehículo para compartir. Lo decía él, vasco de nacimiento, a pesar de saber que el mus que se juega en su tierra es muy distinto al que se practica en la Alcarria, su tierra de adopción.
He publicado en la pagina del Máster Nacional de Mus un escrito que copio a continuación.
Nos ha dejado Manu Leguineche. Algunos sabrán quién era y
otros no. Para algunos será el corresponsal de guerra por excelencia. Para
otros el siempre incómodo e independiente periodista…. para nosotros era la
musa del mus.
Escribió muchas crónicas, de guerra y de paz; muchos libros,
cerca de 40, de acción, de viajes, de reposo; y una joya especial sobre el
mus. El libro se titula La ley del mus,
de 1992, es una maravilla sobre las cosas que hay y que rodean el pequeño
gran mundo del mus.
Es un libro en prosa que es pura poesía, enzarzando palabras, sensaciones, historias, recuerdos, experiencias… dice cosas como estas “… el mus es un relampagueo, un escalofrío de placer, el ejercicio del genio y la imaginación, de la estrategia creativa, ensayo para la guerra psicológica, un rictus de contrariedad, tormento y éxtasis”.
“El mus es un juego épico y epicúreo. Puede llegar a ser un juego diabólico… de rivalidades, zancadillas, megalomanías, de pérdida de la identidad, de vacío espiritual, de soledad, de alienación, de competencia feroz, de superficialidad, el mus es como el regazo de una madre.”
Es un libro en prosa que es pura poesía, enzarzando palabras, sensaciones, historias, recuerdos, experiencias… dice cosas como estas “… el mus es un relampagueo, un escalofrío de placer, el ejercicio del genio y la imaginación, de la estrategia creativa, ensayo para la guerra psicológica, un rictus de contrariedad, tormento y éxtasis”.
“El mus es un juego épico y epicúreo. Puede llegar a ser un juego diabólico… de rivalidades, zancadillas, megalomanías, de pérdida de la identidad, de vacío espiritual, de soledad, de alienación, de competencia feroz, de superficialidad, el mus es como el regazo de una madre.”
Manu nació en Arrazua, Vizcaya, en 1941, hace 72 años. Tuvo
a Miguel Delibes como maestro inicial en la redacción del diario El Norte de Castilla. En 1961 cubrió la
revolución de Argelia y no paró de ir de guerra en guerra, de Pakistán a
Nicaragua pasando por medio mundo. Tenía un estilo particular basado en el
rigor, pisando siempre el terreno y dando voz a la gente anónima. Cuando no podía
desplazarse por las vicisitudes de la las guerras, jugaba al mus en hoteles
bombardeados esperando tanto un solomillo
salvador como una conexión a internet.
Hace unos 20 años empezó a apartarse del mundanal ruido refugiándose en los
llanos, valles y cumbres de Guadalajara; la gente alcarreña le prendió y se
retiró primero a una finca en Cañizar y luego a una histórica mansión con
resonancias literarias en Brihuega, La casa de los gramáticos. Las resonancias
no vienen sólo por el nombre de la casa, sino también por a quien se la
adquirió, nada menos que a Margarita de Pedroso, musa y amante, según algunos, del incomparable JRJ,
Juan Ramón Jiménez. Allí hicieron a este vasco, hijo adoptivo de Guadalajara en 2008
y le honraron con numerosos premios.
En La ley del mus dice cosas como, “el éxito del mus en
España se debe al temperamento anarquista y volátil de sus habitantes, a su
afición por la buena vida”, “es el juego
que sobrevive a las disparidades, a las diferencias de reglamento y de la forma
de ser, al laconismo de los vascos, a la chuletería de los madrileños, a la
gracia andaluza, a la sobriedad extremeña o vallisoletana”.
“El que no triunfa
en la vida el mus le permite un desahogo, una revancha.” “Al que triunfa, si
gana al mus, le confirma en la superioridad. Si pierde, no le viene mal una
cura de humildad”
Tuve ocasión de conocerle y mantener una cariñosa relación
con él. En Cañizar le tenían dedicado un torneo de mus que era una delicia,
tanto por la gente que iba, tribu de periodistas y otros personajes, como por la
gente del pueblo que se volcaba en prepararlo. Unos y otros fueron decayendo según él iba apagándose. Nos
reíamos en el jardín de su casa recordando lo mal que jugaba, se le notaba mucho
cuándo llevaba y cuándo no. Nunca lo reconoció pero me guiñaba un ojo para que
no se lo dijera a nadie. Le encantaba compartir el buen vino y un tropezón de
jamón con los amigos. Al final casi no comía. Su amigo Pedro Aguilar le cuidaba
en la distancia, su vecino Jesús, el anticuario, le hacía compañía y le mantenía
el jardín, y Manolo Millán, su médico de pueblo, le preparaba para el ya
inevitable viaje por la laguna Estigia.
Manu, allí donde estés prepáranos una partida.
Con todo
cariño. José Jódar 22 enero 2014
En el blog de mus Mus
envido se le dedicó una entrada en junio de 2006.